Giacometti en los años 40 sufre un giro radical (por la
situación actual de la época) que se traslada a sus obras, permitiendo su
llegada a un figurativismo humano peculiar en el que nos presenta éstas formas
delgadas hechas de metal, donde se
alcanza filiformidad casi en su totalidad, representando la fragilidad
desmesurada del hombre. Un ámbito similar pasa con la estética de Tim Burton,
aunque con un peso mucho menor en los acontecimientos que le llevan a dar el
giro, pasa del ornamento colorido y alegre de Disney a uno sombrío y desnutrido
en cuanto a formas y atavíos que dan lugar a uno de sus personajes más
importante, Jack. Para la producción del
largometraje se utilizó el Stop Motion por lo que el personaje constituye una
serie de maquetas hechas con un esqueleto metálico y posteriormente rellenado
con espuma de látex donde predomina la austeridad, fragilidad y alegoría al
mundo de los muertos.
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